Tenemos la opción de vivir una vida típica o atípica, considero que la primera se diferencia de la segunda por el sentirte con el derecho de ser exitoso sin darle una probada al sacrificio, porque vivimos en un mundo donde la tecnología está consumiendo la adrenalina de lo nuevo y las expectativas de las personas, pues el desbordamiento de información ficticia nos expone a estándares inalcanzables e irreales donde evaden la adversidad, el sacrificio y hacen que simplemente te idealices con el resultado sin haberte enamorado del proceso y haberle restado 1 hora al millón de horas de trabajo y esfuerzo. Lo que nos lleva a que la segunda opción “ la vida atípica “, personalmente mi favorita, es en la que no está de moda ser un gran empresario o un gran doctor, es en la que simplemente eres, es en la que se es ambicioso de tus sueños conjunto a los valores de disciplina, tenacidad, perseverancia y compromiso, en la que te desarrollas y preparas profesionalmente para ser independiente, lo cual es sinónimo de ser libre de estar exactamente donde tu quieras estar, de ser únicamente lo que tu deseas ser y de hacer aquello que a ti te apetece hacer.
“Sólo podemos ser verdaderamente exitosos en algo que estamos dispuestos a fallar. Si no estamos dispuestos a fracasar, entonces no estamos dispuestos a lograr el éxito” Manson, M. (2019). El sutil arte de que te importe un carajo. México: Litográfica Ingramex, S.A. de C.V.
El mundo típico nos ha enseñado que el rechazo es malo, sin embargo, por qué aceptarías algo que no va con tus valores, el rechazo es la manera de defender tu postura y tus creencias siempre y cuando no hieras al de lado, deberíamos de ser un poco más humanos y no dejar que el egoísmo nos consuma; nos han enseñado que el fracaso es malo, pero es cuestión de perspectiva porque el éxito es la magnitud de las veces que fallaste en algo y avanzaste un poquito más.
Cuando estuve de intercambio aprendí que se puede ser diferente y funcionar, que aquello que te hace autentica en realidad es una bendición. Cuando empiezas a aceptar que eres diferente, dejar de ser tan material y comenzar a ser más espiritual entiendes por qué todos sentimos que no encajamos en la sociedad, entiendes que la palabra básico o normal no es algo que se deba asociar al ser humano, pues es cuestión de humanismo para darte cuenta que en realidad todos somos muy distintos y nuestro parámetro para medir el éxito debería de ser subjetivo.
En conclusión, pienso que todos deberíamos de poder elegir la vida atípica, de dejar salir a luz aquello que nos hace peculiares y especiales, de perseguir nuestros sueños sin pizca alguna de vergüenza con la única justificación de “yo soy aquello que con el corazón e ilusión decidí ser” pero sobre todo con el compromiso de hacerte responsable de aquello que decides ser y trabajar mucho por ello.
-Ana Paula Molina Gómez
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